2024.12.12 Santa Messa nella Memoria della Beata Vergine Maria di Guadalupe

“El Papa Francisco sembró semillas profundas que ahora nos toca cuidar”

Durante la celebración de la Pascua de Resurrección, Mauricio López, destacado en temas de sinodalidad y ecología integral, compartió su testimonio y perspectivas sobre el legado del Papa Francisco. La reflexión, difundida por el CELAM, nos invita a ver al Pontífice como un sembrador de esperanza y transformación tanto en la Iglesia como en la sociedad.

Sor Elaine Castro Matheuz - Ciudad del Vaticano

Durante un espacio de diálogo promovido por Sin Fronteras Media, López recordó una frase emblemática del Papa Francisco durante la preparación del Sínodo Amazónico: “La periferia es el centro”. Este pensamiento resume la esencia del pontificado, donde las periferias: personas, comunidades, desafíos se convierten en el foco central de la Iglesia, iluminando y transformando su corazón desde la misión de estar cerca de todos, especialmente de los más vulnerables.

El testimonio del referente en ecología y sinodalidad subraya que las periferias no son meros escenarios, sino sujetos vivos que reflejan la presencia de Cristo y abren nuevas perspectivas evangelizadoras. En ellas, la Iglesia encuentra su verdadera vitalidad y misión, en una dinámica que privilegia la interculturalidad, la apertura y el servicio.

Humanos y humildes en la misión

López rememora un momento del inicio del Sínodo Amazónico, en el que el Papa expresó su tristeza por los comentarios burlones dirigidos a los indígenas. Francisco reafirmó con sencillez y dignidad la belleza de sus símbolos culturales, confrontando las heridas del pasado y resaltando la dignidad de cada persona.

Mauricio López describe la labor del Papa como la de un sembrador que confía en que, aunque muchas semillas no fructifiquen en su tiempo, otras darán frutos en el futuro. Se trata de un proceso que trasciende su imagen personal y responde a un proyecto más grande, inspirado en el Concilio Vaticano II y en el sueño de un Reino en marcha.

El proceso impulsado por Francisco, como la Asamblea Eclesial de 2028, ofrece instrumentos y caminos que la Iglesia debe continuar, sin depender de una sola imagen, sino de la sinodalidad y la acción del pueblo de Dios.

La confianza en el Espíritu y en la continuidad del proyecto

A pesar de las resistencias, el Papa Francisco ha navegado con confianza en el Espíritu, enfrentando "enfermedades estructurales" como la "esclerosis farisaica" (la defensa de la doctrina como fin) y la "misofobia" (el miedo a ser contaminado por la diversidad). López resaltó cómo estas dificultades han sido vencidas por la confianza en que el Espíritu actúa en libertad, mediante el desborde, y no con diagnósticos ni parches humanos.

Su ejemplo y acciones, desde el apoyo a los indígenas hasta las instituciones sinodales, dejan en herencia un camino para que el pueblo de Dios siga avanzando, en un compromiso que no está centrado en la figura del Papa, sino en la continuidad del Evangelio y del Reino.

Semillas para el futuro

Para López, quien también es vicepresidente de la Conferencia Eclesial Amazónica (Ceama) y director del Programa Universitario Amazónico, el legado principal del Papa radica en las semillas de Roma que ha sembrado, muchas en tierra dura, que otros seguirán regando y cosechando en las próximas generaciones.

Las semillas del Evangelio y del Concilio, cuidadas con fidelidad y esperanza, están destinadas a prolongar la acción de Dios en la historia. La verdadera esperanza, concluye López, no reside en figuras temporales, sino en el proyecto eterno del Reino y en la acción fiel del pueblo de Dios, que siembra sin esperar siempre la cosecha inmediata.

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30 abril 2025, 17:11